La inquietud de Parker
Parker sabe que hay temas que interesan más que otros, es más, sabe que hay temas que no interesan a nadie, nada.
Pedro M Martínez
Parker sabe que hay temas que interesan más que otros, es más, sabe que hay temas que no interesan a nadie, nada.
Una vez amé a un hombre que era muy parecido al desierto, y antes de eso amé el desierto. No era por cosas concretas, sino por el espacio entre ellas, por esa abundancia de ausencia: esa es la atracción que ejerce el desierto.
Rebecca Solnit. "Una guía sobre el arte de perderse",
Traducción de Clara Ministral
Para Betty.
Parker
era bien, hasta una fecha era bien. Cuando llegó el desplazamiento a Anchorage
derivó en mal, frío, banderas. Tres meses así. Solo podía salir algún fin de
semana, ducha, ropa de paisano, la taberna a una milla del cuartel. Invisible o
lo que es peor, apestado, con un rótulo en la frente, go home. Pasó como todo
pasa, rápido. La advertencia quedó anotada.
Un
largo periodo de bien o ya te digo. Ahora Parker intenta la rutina del café
como preámbulo. Al cuarto No sospecha que mal, se mira al espejo, entre las
arrugas de la frente el rótulo, out
of service. Lo entiende.
Lo has descubierto, tengo oculta en la manga una
respuesta, agria, no lo intentes. Te lo he dicho mil veces, no me gusta Fallout ni
esas tonterías, no soy un adolescente, tengo veinte años, no necesito cuentos
de ciencia ficción ni futuro, quiero el ahora de tu espalda y tus muslos, eso
que sueño mientras tú te maquillas como una puerta de Marte y te vas con esos
frikis a los que en breve romperé los morros. Mientras reparto pizzas de Glovo por las
noches de Bilbao pienso en las migajas de tu sonrisa cuando nos cruzamos en la
escalera, en mi guerra contra la industria militar, los polos que se derriten y
los galgos abandonados después de la cacería. La próxima vez que vuelvas la
cara y no me saludes puedes tacharme de tu lista de admiradores, creída, en
cuarto no eras tan altiva, cuando nos besamos con lengua en el gimnasio oscuro.
699345767, por si cambias de opinión.
Decía ayer que entonces llegó el momento de qué hablar. No encontré la respuesta. Me dejé llevar por la escritura, me dejé llevar tanto que no sé si soy responsable de lo que escribo o hay alguien, algo, detrás del lenguaje. Decir inspiración es pretencioso pero, a veces, entre las hierbas de la ribera de lo que digo aparece de pronto la realidad flotando ahogada en un río de palabras. Digo la realidad y digo el milagro de la revelación, entremezclada con los símbolos, las liebres, un jilguero, las manzanas en la repisa, todo aquello que se junta y forma la espesa capa de ficción que oculta lo que es.
Esta noche he tosido un
poco.
Los sábados tengo mal
humor.
No nos queda azúcar, ni
perejil, debo ir al súper.
Ayer murió ese señor que
vivía en el doce, era muy mayor.
Tengo entradas para el
jazz del próximo jueves
Han publicado otro libro
de Pascal Quignard.
Todo está lejos.
Sigue, sigue, sigue.
También tengo que comprar
leche y jamón de York
No estoy de buen humor.
Esta noche he tosido un
poco.
Me lo
dijeron así, de sopetón, blog. Lo asocié a un objeto cuadrado, blando,
blanco, una especie de caja. Unos segundos
después mi cabeza hizo plof y no volví a pensar en ello. Eran los tiempos en
los que no tenía tiempo.
Ardieron
varios calendarios, fallecieron seres queridos, nacieron seres a los que
quiero, pasó el invierno, sin saber apenas lo que era iniciamos un tránsito de
la edad de los new media a la fase de los more media. Había que estar al día.
Me dije, sé sumar, restar, multiplicar a veces, algo he leído, he amado, amo, estoy vivo, logro emocionarme con el llanto de un niño, con la mirada al espejo de un anciano, me encandilo con las damas faldicortas en primavera, con faldas largas en otoño, si tengo el día puedo juntar varias frases con cierta coherencia. Con todo esto puedo tener un blog. Y lo tuve, este desde el 08 de febrero de 2007 (la verdad es que antes tuve otro). Aquí seguimos, gracias por venir.
Cortázar
publicó “Rayuela” en el 63 pero aquí (aquí) no se publicó hasta después del 75
(adivina la causa). Es de esos libros que te cambian la mirada (también). Sin
comparar (está feo), “El gran momento de Mary Tribune” se publicó en el 72 y te
dices (entonces, te lo dices para ti porque no tienes a quién decírselo) que
ahí (ahí) estaba la modernidad. ¿Quién demonios es/era Juan García Hortelano?
Joan Didion es una señora alabada por críticos cultos, en revistas cultas que
leen personas cultas y no cultas. Las revistas menos cultas también hablan de
Joan Didion, sobre todo de las tragedias en su vida. Patricia Millán dice que Robin
Green habla de Joan Didion. También Obama (Barak). María dice no sé qué sobre
las gafas negras de Joan Didion sin saber que esas gafas que lució para Celine
en 2015 se vendieron en una subasta por 27 mil dólares.
Ya.
“Según
venga el juego”. Escrita en los 70 y publicada aquí (aquí) hace pocos años
(adivina las causas, no, esa no, es ceguera). Si la leo entonces (entonces)
seguro que hubiese entrado por una puerta que lleva a otra puerta, abrirla, etcétera. La he leído ahora (hoy) y llueve pero me quito el sombrero, hago una
reverencia admirativa y esto que era moderno (¿qué?) en aquellos 70 ahora es
deslumbrante y me muerde la envidia y me doy con la cabeza contra la pared (qué
dolor) por no haber leído antes a Joan Didion, que a buenas horas, que la
señora falleció a finales de 2021 pero corro a buscar más de sus títulos,
ansioso. Sumergido en este momento Joan Didion (claro, eso, sigo teniendo el momento Cortázar, y el Dylan
Thomas, el Quignard, y más, no me caben aquí), digo que eso, que nunca es tarde para descubrir joyas. Cada uno/a busca aquello que le cambie la
mirada, cuando lo encuentras es algo así como la felicidad. He terminado “Según venga el juego”, un buen libro, triste, estoy feliz.
https://librotea.eldiario.es/libros/segun-venga-el-juego
https://www.librosyliteratura.es/segun-venga-el-juego-de-joan-didion.html
https://www.lanacion.com.ar/opinion/resena-segun-venga-el-juego-de-joan-didion-nid2009469/
Te
lo cuento. Alguien que viaja descubre un reloj que siempre da la misma hora
aunque no está parado. El reloj no está en un campanario ni en lo alto de la
torre de I está en un cofrecillo sin llave junto a una fotografía de un hombre
sentado/tumbado en el aeropuerto de Bruselas (creo). Ese alguien que viaja pide
licencia para llevar ese reloj en la muñeca y recibe el nihil obstat, una
bendición del obispo de Calahorra y una carta con espumas de un mar del Norte. El
concepto Norte es amplio, difuso, abarca un territorio que va de aquí hasta
aquí (lástima que no puedas ver la extensión que señalan mis brazos extendidos.
Imagínatela). El concepto Sur, en cambio, es más concreto, se asocia con un
sentimiento que va un poco más lejos de lo geográfico. Es decir, que se puede ser o
estar en el Norte y añorar el Sur, se puede estar en el fin de la tierra (o más
lejos) y tener la cabeza en Cádiz (un suponer). La cuestión es estar donde se
está y en otro lado. Inténtalo.